nueva Yamaha WR 450 F

Era una de las enduro más veteranas y ahora le ha tocado una completa renovación. Bastidor de última generación y propulsor alimentado por un preciso sistema de inyección electrónica son sus credenciales.

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Las motos de enduro japonesas se desarrollan pensando en un concepto de enduro diferente del que nosotros practicamos en Europa. Sus principales armas son la fiabilidad, una gran autonomía y un confort de marcha tal, que prima el número de kilómetros, y no la velocidad a la que éstos se realizan. Así era la WR hasta ahora, y así seguirá siendo el modelo 2012, que destaca por un nuevo bastidor derivado del de la pequeña YZ 250, y por la incorporación de la inyección electrónica en el sistema de alimentación

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Renovada casi por completo
El aspecto menos renovado en la nueva WR 450 F es precisamente el monocilíndrico 4T refrigerado por líquido, que conserva la mayor parte de los rasgos de los modelos anteriores. La novedad más remarcable la encontramos en el sistema de alimentación: el antiguo carburador se ha sustituido por un moderno sistema de inyección electrónica firmado por Keihin. Funciona por medio de seis sensores diferentes, que le permiten un ajuste muy preciso a las diferentes condiciones de utilización. Estos sensores miden la presión del aire, su temperatura, la posición del acelerador, la velocidad de giro del cigüeñal, la temperatura del líquido refrigerante y, por último, el oxígeno. Este último sensor queda anulado en las versiones de competición.

Para poder dotar el sistema de la energía que necesita para su funcionamiento se ha desarrollado un nuevo encendido capaz de producir 160 W a 5.000 rpm. Como es sabido, los sistemas de inyección requieren de una bomba de gasolina, que en la Yamaha va colocada en el interior del depósito. Una herramienta de ajuste denominada Power Tuner permitirá adaptar muchos de los parámetros del funcionamiento del motor a nuestros requerimientos; incluso se ha pensado en ofrecer a los usuarios diferentes configuraciones vía Internet.

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Bastidor reducido
El bastidor de la WR 2012 se ha renovado por completo siguiendo el camino marcado por el de las YZ-F de motocross. Yamaha lo denomina Bilateral Beam, pero no es otra cosa que un doble viga en aluminio formado por un conjunto de 20 piezas, parte de ellas forjadas y las otras de extrusión.

Se ha partido del que equipa la 250 4T de MX por sus reducidas dimensiones, que a priori deben aportar agilidad y una mayor ligereza de movimientos. Esto es así sólo en parte: Yamaha anuncia un peso de 129 kg con todos los líquidos y con el depósito de gasolina lleno. Es un peso muy elevado para una moto de enduro; con el depósito vacío quedará fijado en 124 kg, cuando una moto de enduro europea difícilmente ronda los 115 kg. Uno de los aspectos clave en la nueva WR son las suspensiones.

La horquilla es una Kayaba de cartucho cerrado, y en ella se pueden regular los hidráulicos de compresión y extensión. Este tipo de horquilla supone un gran adelanto por su mayor nivel de rendimiento. El monoamortiguador trasero es igualmente Kayaba y va anclado al basculante por medio de un sistema progresivo de bieletas. Permite regular el hidráulico de compresión en alta y baja velocidad, el de extensión y la precarga del muelle.

Como el bastidor, la carrocería sigue las líneas de las YZ-F de cross; se ha estilizado al máximo buscando una total libertad de movimientos. Por el mismo motivo, el asiento es más plano y estrecho, y va colocado en la misma línea recta que el guardabarros trasero. La marca anuncia que la WR llegará a los concesionarios con todos los componentes y las limitaciones obligatorias para la homologación. Junto con la moto será posible adquirir un kit de competición que permitirá obtener su máximo rendimiento. El kit está formado por 30 piezas, entre las que encontramos una línea de escape completa o un desarrollo más corto.

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Respuesta instantánea
Tras analizar los diferentes cambios introducidos en la WR 450 F, nos disponemos a comprobar su rendimiento en un escenario idílico, Francavilla di Sicilia, un pequeño pueblo que se encuentra a los pies del volcán Etna en el que recientemente se disputó la manga italiana del Mundial de Enduro. Los responsables de la presentación nos han facilitado un recorrido muy variado con todo tipo de caminos, pero en el que hemos echado en falta una pequeña crono en la que buscar los límites.

El propulsor recibe pocos cambios, pero está claro que son beneficiosos. La respuesta mejora notablemente en todos los regímenes, pero especialmente en bajos, donde por más que forcemos no encontraremos el menor síntoma de venirse abajo. Responde mejor, y además también nos parece más potente, especialmente en medios y en altos, donde el kit de competición que las motos de la presentación llevan instalado se deja notar claramente.

La inyección sino que también un mayor control de la entrega de potencia, parece que los movimientos del acelerador nos otorgan una mayor precisión, y que por eso las reacciones de la rueda al acelerar son más predecibles. Con todo ello, las pérdidas de tracción se controlan mucho mejor en caso de aparecer, y nuestro pilotaje se torna más efectivo. Las relaciones de cambio son las típicas de una enduro, con primera y segunda bastante cortas, pero también con una quinta suficientemente larga para las zonas de enlace. El salto entre marchas resulta un tanto holgado, pero las bondades del propulsor se encargan de minimizarlo.

El embrague actúa por cable, tiene un buen tacto y una respuesta progresiva, pero requiere atención a la tensión del cable, para evitar que un exceso de juego muerto en la leva nos provoque una calada del motor en el momento más inoportuno.

Los inconvenientes del motor Yamaha no son muchos, pero sí significativos. De entrada, sus considerables dimensiones revelan que es uno de los propulsores más antiguos de la especialidad. Es muy voluminoso y pesado, y lo mismo sucede con sus componentes internos. Por ello, el nivel de inercias es muy alto, y para nuestro gusto se dejan notar en exceso en los cambios de dirección.

También en los descensos, en los que aun pilotando con el gas cerrado la inercia provoca que el motor no deje de avanzar y te lleve a entrar en los obstáculos con una velocidad excesiva.
Pequeño pero...
Pequeño pero pesado. Es el pensamiento que nos viene a la cabeza cuando pensamos en el bastidor de la WR. Se ve claramente perjudicado por el volumen y el peso del propulsor, y es que los 124 kg en orden de marcha que anuncia la marca se dejan notar claramente en las maniobras en parado, y en los puntos complicados de las trialeras. Personalmente, esperábamos una mejora en este aspecto que permitiera a la Yamaha luchar de tú a tú con las motos europeas, que gozan de una ventaja muy clara, que en algunos casos supera los diez kilos.

Por lo demás, el nuevo bastidor de aluminio nos parece perfecto, con una entrada en curva impecable, que combina con un alto nivel de estabilidad a alta velocidad. La posición sobre la moto ha mejorado mucho, la nueva WR no nos parece tan voluminosa al colocarnos sobre ella, y tenemos una excelente libertad de movimientos. El manillar Pro Taper es cómodo, aunque para nuestro gusto un tanto cerrado de puntas.

Otro de los aspectos que rozan la perfección es el de las suspensiones. Como en las anteriores WR, los reglajes se caracterizan por resultar bastante blandos, muy cómodos para pilotar por el monte, pero a la vez menos efectivos cuando buscamos los límites. Aun con este tipo de reglaje, la horquilla ha cumplido con nota; en los impactos más fuertes el rebote posterior es progresivo y controlado, de tal manera que no llega a afectar a la dirección. Por ello se puede forzar en las zonas rápidas sin temer que un golpe fuerte en la rueda delantera provoque una caída.

El primer recorrido es sensible, y sirve para completar una de las mejores horquillas de enduro que hemos probado en una moto de serie. El tren trasero es igualmente sensible y progresivo, responsable en buena parte de la enorme capacidad de tracción del conjunto, pero el peso le afecta más que a la horquilla, y cuando pasamos sobre zonas bacheadas se llega a hundir en exceso. Y tras ese hundimiento excesivo se produce un rebote más rápido de lo que nos gustaría.

Los frenos cumplen con eficacia su cometido. El delantero es potente y dosificable, mientras que el trasero dispone de la capacidad de resistencia necesaria para una moto de su peso y potencia. Está claro que todas las aportaciones de la nueva WR 450 F suponen un claro paso al frente. Algunos esperábamos una mayor ligereza derivada del pequeño bastidor de la 250 4T, y aunque no ha sido así, sí que mejora la manejabilidad y la estabilidad en las zonas rápidas.

El motor se ve claramente beneficiado por la inyección; le supone un rendimiento óptimo en todas las condiciones de utilización y una respuesta inmediata en todos los regímenes. Ahora sólo falta esperar al comienzo de 2012, cuando las nuevas Yamaha de enduro estén disponibles en los concesionarios, para poder disfrutar de una de las motos de enduro más cómodas y polivalentes del mercado.